La visita del papa Francisco ha significado para mí un paso del Señor por mi pueblo y por mi vida. Dios siempre está presente, pero hay acontecimientos donde nos manifiesta con cercanía extraordinaria la fidelidad de su amor y misericordia, y esto nos deja paz, alegría y nos mueve a amar. Más el paso de Dios también nos inquieta, nos revela con mayor claridad lo que quiere de nosotros y en este sentido nos desafía a ser y servir mejor.