Introito
Al referirse a una personalidad de la pedagogía, desde las páginas de El Fígaro, el gran intelectual cubano Enrique José Varona expresaba: “…para rendir tributo de aprecio, de respeto o de admiración que merece un individuo notable o eminente, lo efi caz de veras es aproximarse a estudiar su vida, su obra, para ver el sello que la distingue; y tratar después de ponerle relieve, a fi n de que sirva de estímulo y de esperanza (…)”.1