Quien no quiere pensar es un fanático;
quien no puede pensar es un idiota,
quien no se atreve a pensar es un cobarde.
Francis Bacon (1561-1626)
Los cubanos solemos convivir siempre con una nación real y otra soñada1. Somos seres racionales pero también pasionales e inconformes. Por eso, y para bien, cada cierto tiempo se vive una coyuntura especial donde el foco se sitúa en repensar el proyecto de país para superarlo. Estamos en uno de esos momentos críticos. El debate desde diversas corrientes de pensamiento acerca de variados tópicos de la vida en Cuba y el proyecto de la Revolución se ha incrementado. El acceso a internet, a pesar de su elevado costo, ha permitido más socialización de ideas y participación cívica.
La avidez por la información, muy limitada en los medios oficiales de comunicación, que fueron los únicos hasta hace poco, favoreció descubrir sucesos y asuntos silenciados, controversiales e incluso historias inéditas en redes sociales y fuentes alternativas. Se trata de una población instruida, afectada por crisis económicas recurrentes. Se suma que el escenario actual es de desgaste institucional y erosión del consenso en torno al liderazgo político y la hegemonía que detentó durante tres décadas. Pero como diría Albert Einstein (1879-1955): «Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias».2 Y en nuestro caso está la ventaja, por primera vez, de que coinciden ahora tres grupos generacionales con experiencias diferentes y muy ricas dentro de la Revolución. Los tres con capacidad de pensar, debatir, retroalimentarse y aportar a un nuevo proyecto.
Los últimos 30 años han sido de marchas y contramarchas, empantanamientos e inmovilismo. Sin embargo, los trazos generales del modelo (económico) y los cambios fueron acuerdos de los congresos VI (2011) y VII (2016) del Partido Comunista (PC), plasmados en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución (2011), la Conceptualización del Modelo Económico y Social (2016) y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social al 2030 (2016). En consecuencia, el país ha retornado al estado de crisis más agudo luego de los 90, una crisis estructural del modelo, agotado hace más de 20 años.
Ahora, en medio del escenario más complejo –crisis económica+endurecimiento del bloqueo estadounidense+Covid19-, el gobierno lanzó un paquete de medidas que estratégicamente responde a una parte de aquellos pendientes. Sin embargo, las primeras medidas implementadas y no previstas generaron, por su impopularidad, una mayor tensión social.
A pesar de todas las limitaciones objetivas y subjetivas, la sociedad civil cubana se ha diversificado y ampliado durante estos años. Las voces del debate que emanan de ella, encuentran receptividad y acompañamiento de la gente, desde diversos orígenes (de dentro y fuera de la Isla, también por primera vez), edades, posiciones socio-clasistas y presupuestos ideológicos. Cuadro que invita a promover algo más, un ciclo de debates y talleres temáticos, o foros, acerca del país que queremos, por ejemplo. A través de fórmulas participativas, de debate abierto, respetuoso y constructivo se podrían ir construyendo consensos que contribuyan de manera eficaz a la transformación que demanda la nación.
Muchos son los tópicos que se han puesto sobre la mesa. Convendría ir sistematizándolos en campos de reflexión y análisis, desvelando sus dicotomías y su relación con él, o los proyectos de país que piensan los cubanos hoy.

Cola frente a una tienda de alimentos en La Habana.
» 1- Transformaciones económicas
La terca realidad ha hecho que la apertura económica no esté en discusión, pero sí el qué, cómo y hasta dónde. Algunas cuestiones básicas de consenso en la sociedad civil son: el respeto, estímulo, ampliación y reconocimiento jurídico de las diversas formas de propiedad y gestión de las micro, pequeñas y medianas empresas. La prioridad del sector agropecuario y pesquero, el plan alimentario y su convergencia estratégica con la soberanía alimentaria.
Sigue siendo legítima y urgente la ley general de empresas, que lamentablemente el Parlamento ha puesto en el calendario del 2022, mientras otras no tan perentorias tuvieron mejor suerte.3 También el redimensionamiento del sector estatal y la autonomía de sus empresas, la descentralización del comercio exterior sin que para los actores no estatales tenga que mediar el Estado, y una mayor apertura del sector externo a todas las formas de gestión. También la reforma del sistema fiscal que estimule a productores y empresarios, y la complementariedad de las diversas formas de gestión estatal y no estatal (privadas y cooperativas). Asimismo, la unificación monetaria y cambiaria, ahora más complicada con las recientes medidas, que una vez más priorizan la succión de la ahorros ciudadanos, lo recaudatorio, y no deciden la salida de la crisis pues no se ha tocado la esfera productiva.
Junto con lo anterior tendrán que encararse distorsiones del modelo que afectan la naturaleza del sistema y frenan las mejores intenciones de los cambios: la estatalización por la socialización, que se arrastra desde 1960 y que en la Constitución vigente se reitera expresando que la propiedad socialista es la estatal en representación del pueblo, cuando en realidad debería ser la cooperativa; la primacía de los mecanismos administrativos y burocráticos en lugar de los económicos y financieros en los procesos de ese carácter; la competencia desleal entre actores económicos en base al ejercicio del poder político y no a la eficiencia; la sangría financiera que representa la hiperbolización del aparato del Estado y el PCC, la persistencia en seguir apostando por la fórmula del socialismo vulgar de que la redistribución es el eje que define al sistema.
» 2- Quiérase o no, el ámbito de lo político es parte de lo que debe ser cambiado
A pesar de que en lo económico nos va la vida, el político es el ámbito más conflictivo y definitorio en el mediano y largo plazo. Es que se necesita voluntad política para implementar los cambios económicos, y para que no se puedan paralizar una vez más cuando el país salga de la emergencia. Además, el modelo político también necesita actualizarse al tiempo que vivimos. No es un debate nuevo, los procesos de reforma en otros países socialistas ofrecen lecciones respecto a esta resistencia que vemos en Cuba.
La importancia de aligerar el aparato del Estado y el Partido también tiene repercusión política. La burocracia que han producido es cada vez más perjudicialal avance de las reformas y pone en peligro la preservación del sistema. Por otro lado, urge debatir sobre temas que afloran con frecuencia y que hasta ahora no han tenido cambios si no para más atrincheramiento del pensamiento conservador en los sectores de poder y para más control social. Entre ellos la función del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la sociedad, la legitimidad de los derechos y libertades de expresión, prensa, asociación incluyendo lo político, reunión y manifestación, el reconocimiento explícito a la no discriminación por preferencias políticas, la pena de muerte, la necesidad de un tribunal constitucional, la democracia, el sistema electoral y la pertinencia de incorporar fórmulas de democracia directa que realmente puedan hacerse efectivas.
El socialismo, en tanto sistema que sucede y se alterna con el capitalismo desde el siglo pasado, y que es la expresión más sólida, radical y actual de la izquierda internacional, debe ser próspero y sostenible, pero también democrático.Hace unos meses decía López-Levy: «Para la izquierda no hay mejor política que el apego a la democracia como principio».4 Y como diría el colega Víctor Rolando Bellido: «(…) las estructuras verticalistas no sirven para crear la nueva sociedad. Son pura opresión (…) aunque enmascarada con cosméticos muy eficientes y eficaces. El camino es la red, la construcción horizontal de las interacciones, de los vínculos democráticos desde las bases, con transparencia, cercanía, honestidad y rendiciones de cuenta continuas y constantes.»
» 3- La Habana y las provincias: la problemática regional y la unidad de los cubanos Solo con el proyecto de justicia social de la Revolución a partir de 1959 se priorizó la problemática de los desequilibrios regionales. Sin embargo, es un fenómeno de matriz colonial que no se solucionaen plazos cortos. Hoy es un problema querequiere atención por sus diversas implicaciones, incluida la del incremento de una cierta animadversión entre capitalinos y compatriotas de otras provincias. De este tipo de discriminación no se habla, o se habla muy poco en Cuba. Sin embargo, es muy lacerante para quienes la sufren y perjudica sobremanera a la unidad nacional.
Las recurrentes graves crisis y fenómenos sociales conexos comienzan y terminan en las provincias.Y a eso se suman las consecuencias de la verticalización del sistema, la centralización y el inmovilismo conveniente a algunos sectores de poder, que no favorecen una vida más autónoma a los municipios. Los procesos de descentralización local, con mayor o menor acierto, diversos ritmos e impactos, se vienen implementando en el resto de América Latina y forman parte del debate en Cuba hace años. Ojalá se abra paso pronto la Política para impulsar el desarrollo territorial aprobada hace unos meses por el Consejo de Ministros.
En las regiones fuera de La Habana, sin embargo, impresionan el talento, la limpieza y hospitalidad. La falta de oportunidades que empuja a emigrar en busca de mejores condiciones de vida en una capital muy deteriorada,y la implementación de determinadas políticasde efectos negativos para unos y otros,son elementos de base lamentables. La migración inducida por el Estado para emplear fuerza de trabajo procedente de las provincias orientales sobre todo,en labores de muy baja calificación y en los cuerpos represivos, caso de la PNR, es una de ellas. La implementación del Decreto Ley 217 (1997), que violenta el derecho de cualquier ciudadano a la libertad de movimiento y a establecerse en cualquier parte de su país, es la otra, a pesar de otro Decreto-Ley, el 293 de 29 de octubre del 2011, que hizo un mínimo de adecuaciones.5
» 4- La cuestión migratoria: cubanos somos todos
Este ha sido un tema que ha provocado una más dolorosa ruptura en la familia y la sociedad cubanas, tanto la que vive fuera de la Isla —1.654.684 emigrantes (14,59%)— como de la que está dentro, 11,338.138 habitantes.6 La sanación de heridas no se ha producido, aunque se han dado pasos importantes.Es fenómeno que roza lo político en todos los tiempos, a pesar del empeño en decir que es una emigración económica.
Hoy lo es más porque aunque el móvil principal haya sido la búsqueda de una mejoría de empleo e ingresos, las trabas y medidas del gobierno cubano, muchas de ellas contrarias a los derechos de toda emigración respecto a su país de origen, provocan cambios en la visión y la postura política de estos en relación con Cuba.
El incremento sucesivo de esa emigración tiene para el país implicaciones muy serias en lo demográfico y económico. Y también alcanza lo sociocultural, la psicología individual y colectiva de los que quedan viviendo en la isla y los que viven en otros países.
Es tema que requiere un profundo debate. Que los intereses de los emigrados no sean solo cuestión de ellos, que los diálogos gubernamentales con esa emigración no estén condicionados a su posición política respecto al modelo de socialismo que rige en la isla. Se trata de derechos, de que esos emigrados son tan cubanos como los que estamos dentro. En realidad, el hecho de que muchos cubanos busquen su realización profesional y personal en otros países, pone en tela de juicio la legitimidad del proyecto y del modelo socioeconómico y político implementado, aun con el bloqueo estadounidense.
» 5- Reformas al modelo vs naturaleza del sistema socialista… sin tapujos
En el fondo de todos los debates está la disyuntiva de hasta dónde las reformas cuestionan el socialismo como sistema. Ignorar o subestimar los derechos individuales por los colectivos, sustituir la explotación del hombre por el hombre por la explotación del hombre por el Estado y apelar a la infinita gratitud del pueblo por los derechos que conquistó y que ante él se les muestra como concedidos, no son prácticas consustanciales del sistema, sino distorsiones del modelo.
Con esas prácticas se le niega al soberano, el pueblo, su capacidad y legítima autoridad para el discernimiento, elección y escrutinio de todo lo público. Al mismo tiempo, se vulgariza al socialismo, que como sistema muy joven necesita inevitablemente de la retroalimentación constante y el pensamiento crítico, máxime cuando las experiencias reales han sucumbido y dejado de ser referentes.
Sería conveniente el debate sobre los modelos de socialismo que se han implementado en el mundo desde 1917. En Cuba, increíblemente, no es un conocimiento extendido. Incluso se habla siempre del modelo «económico» y no del «social», que contempla esa y las demás dimensiones, política y social incluyendo lo cultural e ideológico. Si se quiere transformar el «modelo social» preservando el socialismo, hay que ir al fondo sin tapujos ni esquemas teóricos preconcebidos.
Es preciso repensar el socialismo. Tiene que ser próspero, sostenible y democrático, pero el discurso oficial omite, de la frase, precisamente esta última cualidad.Se ha dicho incluso que es una redundancia porque si es socialismo tiene que ser democrático. ¡Pero resulta que no es así! La experiencia de la mayoría de los modelos de socialismo que han existido evidencia lo contrario. Pareciera que esa falla es un problema consustancial o una regularidad del propio sistema. Por tanto, con más razón requiere con urgencia un análisis a fondo ycon la mayor transparencia.
El debate de nuestro tiempo en torno al proyecto de país tiene que ser verdaderamente revolucionario. Para eso es preciso liberar al marxismo del estalinismo que en su versión marxista-leninista sigue siendo la ideología oficial dominante en Cuba.
Para pensar y consensuar un nuevo proyecto de país se requiere una mirada holística, crítica y propositiva que asegure preservar indiscutibles conquistas y transformar todo lo que sea necesario, en lo económico, lo social, lo político y lo ideológico. Para eso son fundamentales: el contexto actual con las ventajas consustanciales de las crisis, el nivel de debate existente y la energía incomparable de la sociedad civil que debe fortalecerse, alejados de todo esquematismo mental y preconceptos caducos. No olvidemos que, como expresó Octavio Paz (1914-1998): «La ceguera biológica impide ver, la ceguera ideológica impide pensar».7
» 6- Asomos de un primer debate
En la polémica que generó la versión reducida de este texto en el foro de La Joven Cuba, uno de los espacios donde la iniciativa, pluralidad y debate desde la sociedad civil tiene más vigor, se expusieron 43 comentarios. Teniendo en cuenta la riqueza del debate, realicé una revisión y selección de algunas de las principales ideas expuestas. Más allá de la convergencia general con los presupuestos planteados en el texto y determinadas precisiones que se hicieron a los campos de análisis que se proponen para debates futuros, los tópicos que ocuparon mayor espacio y tuvieron más énfasis fueron:
a- Sobre el socialismo
- El concepto «socialismo democrático» es abstracto. El socialismo jamás será próspero y sostenible, simplemente porque es un sistema ajeno a la naturaleza del hombre.
- El socialismo (…) se autoanoquila a sí mismo debido a su rigidez y a la ausencia de crítica fuerte y directa.
- El socialismo, hasta el presente, no ha existido en ningún país del mundo, lo que ha existido, y aún existe en varios países, incluido el nuestro, es el modelo copiado de la Unión Soviética y que no es otro que el estalinismo, desarrollado en la Unión Soviética por Lenin y Stalin, cuya meta era alcanzar el poder, a como diera lugar, y mantenerlo también a como diera lugar.
- El socialismo es un nuevo modo de producción caracterizado por el trabajo cooperativo, la autogestión obrera, el verdadero trabajo por cuenta propia, el trabajo familiar y las formas residuales de la propiedad capitalista, principalmente las PYMES, que progresivamente migrarán a las formas socialistas de producción. Marx enunció lo que sería el socialismo como «la sociedad de productores libres asociados», y Lenin, el padre del estalinismo, antes de morir, y reconociendo su error, dijo que «el socialismo es la sociedad de cooperativistas cultos».
b- Sobre el modelo cubano:
- El modelo económico cubano es el Capitalismo Monopolista de Estado, como lo definió su creador, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), al que el Che responsabiliza del fracaso de ese modelo que el anunció tan temprano como en los primeros años de la década del 60 del siglo pasado, y esa ha sido la causa del fracaso de ese modelo a escala mundial y el retorno del capitalismo a los países del este europeo, con tendencias dictatoriales en Rusia y Bielorrusia, y su retorno parcial al capitalismo, sin democracia, en China y Vietnam. Lamentablemente, este modelo no tiene otra vía que esa para poder mantener en el poder a la burocracia gobernante. Por eso dice García Báez: «El amargo y estrepitoso derrumbe del modelo estalinista, se ha convertido en un prerrequisito para la salvación del marxismo verdadero.»8 Creo, sin embargo, que la mejor salida a nuestra crisis no es por la vía del retorno a formas capitalistas de producción, sino por la aplicación del socialismo por la vía revolucionaria del marxismo, empoderando a los trabajadores y aplicando las formas más democráticas de gobierno.
- La dictadura del proletariado, que nunca la ha habido en Cuba, fue escamoteada y sustituida por la dictadura del Partido. La excesiva centralización política y, por tanto, económica, es la que crea al burocratismo en el cual los funcionarios no asumen su responsabilidad decisoria, sino que esperan la autorización de «arriba» y por lo tanto, la respuesta predeterminada es NO. El SÍ es un riesgo de lesa «silla ejecutiva». Otro tanto ocurre con los diputados, jueces, fiscales, es decir, aquellos en los que recaen las funciones legislativas y judiciales, todos subordinados al poder omnímodo y ejecutivo que en realidad ejercen los órganos superiores del PCC.
- En Cuba, como en todos los países que se llamaron socialistas y en los que así se siguen llamando, prevalecen los principales enemigos del socialismo,. Y de hecho la única posibilidad del desarrollo del socialismo es con la eliminación del estalinismo. Hoy es más probable que se desarrolle el verdadero socialismo en los países que se liberaron del estalinismo hace 30 años con la desaparición de la Unión Soviética, cuna del estalinismo, y la caída del muro de Berlín.
- No puede existir democracia en un sistema de partido único, no puede existir democracia en un sistema político en donde el pensamiento diferente esté condenado al ostracismo.
- Un debate que incluya como igualmente válido todo el espectro político que hoy tenemos todos los cubanos, ha de ser la base de cualquier sociedad futura, debate imposible desde hace mucho tiempo y por imposición del PCC y ese grupo de poder que lo domina al imponerse como únicos y plenipotenciarios representantes cuando en realidad son solo un 8% de la población del país.
c- El papel del Partido Comunista en Cuba
- Es increíble y surrealista que algunos de ese 8% (la mayoría militantes de base) decidan por el 92% del resto de la población cubana y luego hay que oírlos declarar que un reducido grupo de países imponen al resto del mundo esto o aquello.
- No debería identificarse en Cuba de manera exclusiva ideología comunista o socialista con gobierno. Tal vez no sería desacertado decir que muy pocos de los que gobiernan tienen apego sincero a esta ideología. Oportunistas ha habido en todos los tiempos, y en éste más. Tampoco todos los que comparten esa ideología están en el gobierno o tienen un carnet que los acredita como tales. No creo que los errores relacionados con la democracia o la gestión económica que hoy sufrimos sean consustancial al socialismo.
- Los miembros del PCC y su cantera siguen siendo una minoría, que además se auto nombró en el artículo 5 de nuestra Constitución: «El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana». Este artículo debe desaparecer para dar paso a una sociedad plural, con igualdad de reconocimiento de todo el espectro político de la sociedad cubana la condición de gobernar para los que te han elegido se gana y se lucha por mantener con votos en una sociedad que acepte la pluralidad de pensamiento político que hoy, la Cuba del siglo xxi, tiene entre sus ciudadanos.
- La mayoría de los militantes de base piensa casi igual que como piensa la mayoría de los cubanos, aunque seamos una minoría los que nos atrevemos a expresar públicamente nuestras ideas disconformes. Además, los militantes de base nada tienen que ver con la política que fija la dirección del Partido.
d- La situación actual de Cuba y las perspectivas de cambio:
- En Cuba la sociedad civil no se hace sentir, no tiene fuerzas. De hecho, a veces creo que ni existe. Con las redes sociales todo parece indicar que la rotura del férreo muro informativo con que nos cercó el sistema traerá un soplo de aire fresco y ayudará a despertar.
- Da la impresión que nuestros dirigentes y funcionarios no se percatan de la urgencia de los cambios y modernización de nuestro sistema social. Al oír a algunos de ellos, parece que su discurso es el mismo de los años 60.
- Se sigue pensando que la sociedad cubana es la misma de las décadas de los 60, 70 y 80. Aquella que esperaba con entusiasmo los discursos del líder y los Congresos del Partido. Lamentablemente, los líderes son otros y la población es bien diferente en compromiso, motivación y poder de análisis. Seis décadas no son poca cosa, mucho menos cuando los años han sido de sufrimientos e insatisfacciones no siempre generados desde el exterior. Se habría deseado que la sociedad cubana fuese más uniforme; pero la vida, con sus presiones externas y nuestros propios yerros la han tornado aceleradamente más diversa y por tanto más cuestionadora y menos dócil.
- Están perdiendo un tiempo precioso, ahora de nuevo estamos en una situación muy difícil, debería aprovecharse esta oportunidad para comenzar a resolver nuestros problemas, los que gobiernan Cuba deberían de darle paso a las nuevas generaciones y a las nuevas ideas. Solo así se salvaría nuestro país. El cambio de mentalidad ha llegado, el inmovilismo estalinista le ha causado muchos males a nuestro país.
- Los cubanos de la isla deben saber, y tienen derecho a expresarlo sin sufrir persecución por ello, que hay poderosas alternativas al Frankestein impuesto en la isla. Deben poder decirle al poder que lo han estado haciendo muy mal y que ellos, el pueblo soberano, tienen el derecho de escoger a sus gobernantes mediante elecciones libres y democráticas. Y los gobernantes tienen que someterse a la voluntad de los integrantes de ese pueblo en los que descansa la soberanía de la nación.
- Repensar el país pasa por poner en primer lugar al pueblo y la satisfacción de sus necesidades. Los que gobiernan Cuba deben terminar de entender, de una buena vez, que ellos no son amos, sino servidores, cosa que no comprenden porque desgraciadamente el pueblo cubano no elige a sus gobernantes.
- Algunas alternativas que deben tomarse deben ser vistas como retos, no como peligros. Resulta sencillo imponer criterios desde el monólogo, pero hacer política es convencer con argumentos y razones en un diálogo. La autocrítica es ejercicio para manuales, la crítica recibida permite corregir el rumbo o al menos saber lo que el pueblo piensa y adelantarse a los acontecimientos sin tener que apelar a métodos clandestinos. Dar color a las fotos en el Granma ni poner más espacios televisivos de noticias no basta para hacer más digeribles las noticias. Quienes gobiernan deberían evitar seguir fabricando sogas para su propio pescuezo.
- Si asumimos que los partidos políticos representan la sociedad civil organizada para el ejercicio del poder, la cuestión no es si es necesario uno o varios, sino cuál debe ser la relación entre sociedad civil y sociedad política en el actual contexto.
- Me parece que se perdió una oportunidad única de poner un peldaño sólido para la nación cubana hacia la transformación útil al pueblo cubano. Que sirviera de base a cambios posteriores sin perder el rumbo. No obstante creo que el actual gobierno central intenta sinceramente reconducir las cosas, como creo lo intentó Raúl Castro también, a pesar de la referida Constitución. Por tanto tiene mi voto de confianza sin que esto quiera decir patente de corso para hacer lo que quiera y cuando quiera. Tiene que haber transparencia y la conciencia de que están sometidos al control público. No son magos, pero no puede prevalecer el «sin prisa pero sin pausa».
Con independencia de que usted pueda coincidir o no con todos o con una parte de los planteamientos vertidos, como ocurre a la propia autora del texto que generó el debate, resalta el nivel de reflexiones, conocimientos y madurez política e ideológica que se evidencia a través de la argumentación de las tesis.
Es una muestra de por dónde anda el pensamiento y la reflexión de los cubanos de las generaciones que nacieron con la Revolución y que por lo tanto evidencian al menos tres cuestiones fundamentales que deberían considerarse: 1) la preocupación por el futuro del país frente a la imagen relativamente extendida de que no hay movilización del pensamiento ni sensibilidad en la sociedad civil cubana; 2) aun las posturas que pueden parecer pesimistas terminan mostrando caminos para pensar el país de cara a un futuro más viable, sostenible y democrático y 3) hay cuestiones reiteradas que merecen consideración, pero la más importante es la ratificación de la necesidad del diálogo entre el gobierno y la sociedad civil, imprescindible para reconstruir la hegemonía.
Cierro con dos pensamientos clásicos que se acoplan a lo expuesto en el texto inicial y al debate que propició. Uno es de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), fundador del pensamiento político moderno: «La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerles de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos».9
El otro suele atribuírsele al mismo autor. Parte de considerar que en la sociedad existen 3 grandes grupos de personas: 1) los que se le ocurren buenas ideas (son muy pocos), 2) los que no se les ocurre ninguna idea (son muchos) y 3) los que no se les ocurren buenas ideas, pero son capaces de reconocer y aplicar las buenas ideas del primer grupo (son los más útiles para gobernar). Para un nuevo proyecto de país deberíamos apelar a que quienes gobiernan y deciden en política pertenezcan al primero y tercer grupo.
Notas:
- La versión inicial y reducida del presente texto se publicó en el blog La Joven Cuba. Disponible en: https://jovencuba.com/?s=Repensar+el+proyecto+de+pa%C3%ADs%2C+por+ivette+garcia+gonzalez
- Fuente: «La crisis según Albert Einstein», en http://www.ahs.com.uy/LacrisissegunAlbertEinstein.pdf, consultado el 20 de agosto de 2020
- Ver «Cronograma legislativo. Propuesta de leyes y decretos leyes. Período 2019-2022», en http://juriscuba.com/ cronograma-legislativo-propuesta-de-leyes-y-decretos-leyes-periodo-2019-2022/. Consultado el 23 de agosto de 2020.
- Arturo López-Levy, en Lecciones de la tragedia boliviana, noviembre de 2019,en Conversaciones – On Cuba News, noviembre 12, 2019; https://oncubanews.com/opinion/columnas/conversaciones/lecciones-de-la-tragedia-boliviana/
- Tomado de: http://juriscuba.com/wp-content/uploads /2015/10/Decreto-No.-217.pdf; y de
- Según datos del 2019 publicados por la ONU. Fuente: https://www.datosmacro.expansion.com, consultado el 20 de agosto de 2020.
- Tomado de: https://www.pinterest.fr/pin/49595897771418670/?amp_client_id=CLIENT_ID(_)&mweb_unauth_id=%7B%7Bdefault.session%7D%7D&_url=https%3A%2F%2Fwww.pinterest.fr%2Famp%2Fpin%-2F495958977714186702%2F&open_share=t
- Citado por: León Almario, A. «El régimen postcapitalista. Eslabón perdido en la evolución política de la humanidad». La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2018, p. 168.
- Tomado de: «Las diez citas más célebres que sí dijo Maquiavelo», en https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-moderna/20190429/47312540814/las-diez-citas-mascelebres-que-si-dijo-maquiavelo.html. Consultado el 22 de noviembre de 2020.